miércoles, 30 de noviembre de 2011

EL GENERALIFE

Patio de la Acequia              Autor: Propia
"Generalife, huerta que par no tenía", dice el famoso romance de frontera. Y alguien lo llamó "la más noble y subida de todas las huertas". La Alhambra se complementa con el Generalife, un conjunto de jardines y edificios blancos, recostados y como colgados en la ladera vecina de los palacios. Antaño hubo allí una almunia (huerta) real, acomodada como casa de recreo de los emires nasríes.
Naturaleza domesticada de indefini´ble encanto, el Generalife es una mezcla de huerta, de geométricos y perfilados jardines y de miradores y galerías. Huerta que inspiraría a Manuel de Falla su Nocturno "En el Generalife" de su poema sinfónico "Noches en los jardines de España".
Y esta música, en su sensorial y directo impresionismo, es la que recoge, mejor que la poesía o la pintura, el deleite del silencio y de los rumores del agua y de los perfumes de la vegetación.

La palabra Generalife ha sido interpretada como jardín del paraíso, huerto o jardín del zambrero, casa de deleite, etc. La interpretación más correcta es la de "jardín del arquitecto". Conquistada la ciudad, el Generalife fue cedido por los Reyes Católicos a la familia de los Granada Venegas. El último propietario particular ha sido el marqués de Campotéjar. Y desde el año 1921 ha pasado a ser propiedad del Estado.
Paseo de los Cipreses           Autor: Propia

Atravesada una cancela de hierro, se abre un camino umbroso, bordeado por elevados cipreses. Este paseo de los cipreses se continúa con el de las adelfas, con bóveda floreada. El poeta Juan Ramón Jiménez, "cogido el corazón, como herido y convaleciente", con "la luz y el agua que forman en mi fondo los laberintos más prodigiosos (cielos bajos, delirantes generalifes)", canta así:

...Hablan las aguas y lloran
bajo las adelfas blancas;
bajo las adelfas rosas,
lloran las aguas y cantan...

Pasado el paseo de las Adelfas se llega al patio de la Acequia, que ofrece edificaciones árabes. Este celebérrimo paraje, centro y corazón del palacete, es rectangular y tiene pabellones porticados en sus lados norte y sur. En la parte oeste, una galería de dieciocho arcos, domina bellos y únicos encuadres de la Alhambra y la ciudad: Por el patio circula la famosa acequia de surtidores, rodeada por setos de mirto y de rosas, y entre cipreses y naranjos. Es el poema del agua, humilde, casta y bella...
Patio de la Acequia            Autor: Propia

De los dos pórticos, el más interesante es el del fondo norte, llamado el mirador del Generalife. Tiene cinco arcos, esbeltos y estilizados con otros tres detrás, de mármol, con capiteles de estalactitas. Son primorosas las cinco ventanitas de encima y el enrejado, o celosía de escayola. En el recuadro de los tres arcos hay una inscripción que nos proporciona datos precisos sobre la fecha de construcción (año de 1319, siendo emir de Granada el nasrí Abul Walid Ismil).
La arcada o pórtico antecede a una sala desde la que se contempla una excelente vista de Albaicín de la Alhambra y del Sacromonte.

A través del pórtico norte se pasa al patio de los cipreses, también llamado de la sultana, con una alberca en el centro. Es encantadora la distribución de los pequeños estanques, con sus cuadros de adelfas y de arrayán, y los surtidores, tan prodigados.
Patio de la Sultana                Autor: Propia

A la vera del muro hay dos viejos cipreses. En el carcomido tronco de uno de ellos (dice la tradición) el rey (acaso Muley Abul Hassan) sorprendió a la sultana, su esposa, con un caballero abencerraje, de donde se originó la matanza de éstos.
Jardines Nuevos           Autor: Propia

Escaleras de cascadas     Autor: Propia
Una escalinata de piedra nos sube a los jardines altos, que fueron en otro tiempo un olivar, y hoy, una hermosa explanada y unos jardines modernos, de los que arranca la curiosa escalera de las cascadas, descrita ya por Navagero en el siglo XVI, con pretiles huecos por los que corre el agua. La escalera conduce a un edificio moderno de varios pisos, carente de interés. Al final de esta explanada de los jardines altos está la entrada a la parte alta del pórtico sur del patio de la Acequia, que podemos contemplar ahora bajo otra perspectiva. Por una escalerilla lateral se desciende a los jardines nuevos, donde abundan las rosaledas, las pérgolas y la geometría; siempre con el poema del agua.
Estos jardines, aunque modernos, son muy granadinos y deliciosos de ver y gustar. Al final de ellos vemos un gran escenario al aire libre en el que se celebran todos los años las sesiones de "ballet" y de teatro del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.
Fuente de los jardines bajos            Autor: Propia

Gran contraste con la feracidad el Generalife ofrece el agrio paisaje de la montaña que le sirve de abrigo. Pinos recientes y pobres olivos en una tierra ocre que no conoce el agua. Es el cerro del Sol o colina de Santa Elena.

Ruinas y bellos recuerdos se acumulan en las laderas de esta montaña. Entre otras la Silla del Moro, muy cerca del Generalife y en lugar más elevado. Se recomienda la contemplación de la Alhambra, del valle del Darro, del Generalife, del Albaicín y parte de la ciudad, desde este lugar, y a ser posible, al atardecer, pues...

¡Con qué trabajo tan grande
deja la luz a Granada!
Se enreda entre los cipreses
o se esconde bajo el agua.
(Federico García Lorca)              

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